En los próximos años se avecina un aumento de las emergencias por incendios como consecuencia del incremento de temperatura global por el cambio climático, explicó el director regional de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional Usaid/BHA para América Latina y el Caribe, Tim Callaghan.
“Brindamos mucha más capacitación, asistencia técnica y trabajando con agencias de extinción de siniestros en toda la región”, afirmó en uno de los centros que operaciones que la agencia tiene en la capital estadounidense, desde donde se coordina la ayuda de emergencia. Aunque hasta ahora la mayoría de las acciones de la agencia en América se ha enfocado a catástrofes naturales como huracanes o terremotos, las consecuencias del cambio climático hacen que surjan nuevos retos ante el aumento desmesurado de los incendios.
Un ejemplo es lo acaecido en Canadá, donde alrededor de 470 quemas continúan activas, y en lo que va de año, las llamas han arrasado más de 4.8 millones de hectáreas de bosque, una superficie igual a la de Bélgica, Luxemburgo,Andorra y Malta juntos.
Según datos proporcionados por un portavoz de la Usaid, desde los históricos siniestros en la Amazonía en 2019 que afectaron a Bolivia, Paraguay y Brasil, el organismo “ha escalado sus esfuerzos para prepararse y responder a los incendios” y ha proporcionado casi US $3 millones, hasta 2022, en ayuda a través del Servicio Forestal de los Estados Unidos (USFS).
Anteriormente, este trabajo solo se implementaba a menor escala, a través del Programa Regional de Asistencia para Desastres(RDAP), mediante el suministro de capacitación y equipamiento. “El trabajo de Usaid con USFS ha ayudado a aumentar el nivel de capacitación y apoyo técnico a nivel comunitario para la prevención desde la respuesta a los incendios forestales de 2019, que requirió una importante ayuda internacional en la región amazónica”,afirmó el portavoz.
Cuando ocurren siniestros forestales catastróficos, la Usaid puede desplegar un equipo de asistencia técnica para incendios forestales dentro de las 72 horas siguientes al comienzo del fuego.
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