La nota reseñaba que Marko Cortés, Ricardo Anaya, Kenia López Rabadán y Lilly Téllez, entre otros, serían postulados por el PAN para puestos plurinominales. Las cuatro fotos de los aludidos mostraban sonrisas, pulcritud, destacaban los tonos blancos y azules. Kenia debió pensar que era una buena idea aceptar que apareciera en su perfil de Facebook. Y así lo hizo el 25 de enero.
La publicación generó 491 reacciones: 247 emoticones de enojo, 193 gestos de risa, 46 manitas aprobatorias, dos guiños de sorpresa, dos caras con lágrimas y un corazón. Y aunque no es uno de sus mensajes con más interacciones, 37 usuarios compartieron el contenido.
Pronto comenzó un debate típico de esta carrera presidencial: “Vamos por el voto masivo para Morena… para quitar a esta bola de mantenidos del Pueblo que nada más están a la orden de Claudio X.”, dijo uno; “todo México con el PAN y todo el apoyo de los mexicanos”, señaló otro; “vamos PAN”, apuntó un tercero. El resto de los comentarios criticaban la existencia de las candidaturas plurinominales, reflexionaban sobre que los políticos de uno y otro bando son la misma cosa, igual de corruptos, tan impresentables todos.
Unos días antes, Lilly Téllez tuvo un encontronazo en medios y redes con Tatiana Clouthier. Influencer contra influencer, titán versus titán. ¿Obrador competente o incompetente? En la rebambaramba dejó verse una de las discusiones más trasnochadas que han surgido en estos días de trueno: los azules acusaban a los morenos de “comunistas”, los simpatizantes de la 4T tildaban de “vendepatrias” a los “prianistas”.
Y es que a la vera de que el 1 de marzo arranquen las campañas formales para elegir a la presidenta (o presidente) de México, nueve gubernaturas, un titipuchal de alcaldías, 500 personas que se sienten en curules diputacionales y 128 criaturas que se acomoden en escaños senatoriales, Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez han soltado a sus ‘alfiles’ para que conquisten votos en el tablero sociodigital, donde se está librando un batalla inédita: millones de internautas están defendiendo con uñas y dientes a su candidata o fustigando con antorchas encendidas a la adversaria. Están dejando el sudor en la cancha, a todo pulmón.
El único competidor varón, Jorge Álvarez Máynez, también tiene su cuento: en el éxito o el fracaso de su campaña está el poder de contrapeso que obtenga Movimiento Ciudadano: ¿Una gubernatura? ¿Decenas de alcaldías? ¿10 por ciento de los votos en la presidencial? ¿Qué proporción del pastel se llevará el partido naranja en el próximo Congreso? El relato de su historia está empezando a escribirse.
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