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Bebés en prisión. Condenados desde el nacimiento

Las cárceles de Guatemala son el hogar de 85 menores de cuatro años, a quienes el Estado les otorga el derecho de estar al lado de sus madres. En reclusión, sin embargo, padecen las mismas condiciones insalubres que las presas con quienes conviven. De hecho, en los últimos dos años, se han presentado casos de infantes con hambre, desnutrición y enfermedades constantes en al menos tres prisiones. Así es su infancia tras las rejas.


April nació en la cárcel debido a que su madre había sido detenida por venta de drogas. A los seis meses de edad, enfermó y pasó horas sin la atención necesaria. La bebé murió por rotavirus, según los reportes médicos que recibió su mamá. Pocos días después del deceso, las autoridades decidieron ponerle su nombre a la Clínica Pediátrica del Centro de Detención Preventiva para Mujeres Santa Teresa.


La salud de la niña se había complicado a finales de 2021, aparentemente por problemas gripales que le provocaban mocos, flemas y tos. Esa temporada del año se caracteriza por ser muy fría en Guatemala. El viento suele soplar con fuerza y los bebés que, como ella, viven con sus madres reclusas en Santa Teresa lo resienten, debido a que en muchos dormitorios hay ventanas sin vidrios. “Los niños están muy tiernitos. No tienen defensas como un adulto”, denuncia una de las madres que se encuentra recluida en esa prisión.


El de April es el evento más trágico de una serie de situaciones que se han dado en infantes que viven en, al menos, tres cárceles de Guatemala: Centro de Detención Preventiva para Mujeres Santa Teresa, Centro de Orientación Femenina (COF) y Cantel en Quetzaltenango, las cuales concentran alrededor del 90% de mujeres detenidas que cohabitan con sus hijos. Son administradas por la Dirección General del Sistema Penitenciario (DGSP) y en ellas se han reportado deficiencias en la salud y en la alimentación de los pequeños.

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